domingo, 14 de julio de 2013

Sombra (Eva 12)

"Las sombras lo ocultan todo"

-¿El chico no nos acompaña?- Preguntó la mujer al llegar al final de las escaleras.

-No es necesario, estaba cansado y me pareció una buena idea que se quedase abajo.

-O quizás no quieres que siguiese haciendo preguntas, ¿verdad?

Ignore su estúpida suposición, que realmente no era tan estúpida y pase hasta la puerta, bajo la inscripción y adornada con una obsidiana, lisa, negra y brillante. La abrí sin problema alguno, ya que el último anillo estaba en mi dedo.

Tras la puerta no había nada, solo oscuridad.

-Detrás de ti.- Murmuró el ángel.

Sin miedo alguno entre en la habitación. Estaba estaba oculta por oscuridad pura y por mi habilidad con las sombras pude ver todo lo que había en la estancia. La puerta de salida estaba a unos cien metro de la entrada y en los lados había rocas en un principio sin vida.

-Esto es una mierda, no veo nada.- Se quejó Lia de nuevo.

A su voz, de las rocas salieron unas panteras, o algo semejantes a ellas, negras y elegantes como la noche. Sigilosas rodearon a la mujer y esperaron a mi señal.

-Necesito que me devuelvas los anillos, Lia, incluido el de la luz.

-¿Para que los quieres? Ya no los vais a necesitar.

-Les prometí que se los devolvería. Considerarlo una cuestión sentimental.

-Muéstrate y te los daré.

Camine hasta situarme a pocos centímetros de la mujer. Aparte las sombras de nuestro alrededor, lo suficiente para poder vernos, pero no más para desvelar a las panteras que seguían acechantes. Tendí mi mano hacia ella. Y ella coloco los cinco anillos sobre ella. Los guarde en mi bolsillo.

-Ahora quiero el alma de Zack.

-Antes tendré Eva en mis manos.

-El trato decía en la puerta que lleva a Eva. Esa es la puerta.- En mi espalda retire más sombras y apareció una puerta negra, como hasta ahora.- Tras ella hay más escaleras y luego Eva. Dame el Alma de Zack.

-No. Antes cogeré Eva.

Y antes de evitarlo, me asestó un golpe que me tiró hasta una de las rocas. La mujer empezó a correr. Deshice los claros que había formado y las panteras se abalanzaron sobre ella, impidiendo que continuase corriendo. Con la mayor de las tranquilidades me levanté y me repuse, luego caminé y me acuclille junto a la cabeza de la mujer.

Sobre ella había una de las panteras y le sujetaba con una de sus patas una mano, la otra pantera sujetaba la otra y miraba los pies de la mujer.

-El trato era claro, me das el alma del chico en cuanto vieses la puerta, ni antes ni después.

-No me fío de ti.

-Esa no es la cuestión. Yo tampoco me fío de ti y he cumplido mi parte del trato. Así que te toca pagar.

La mujer intento retorcerse, pero las panteras lo evitaron muy bien. Una de ellas, la que tenía solo la mano sujeta, le mordió una pierna y Lia grito.

-¿Cuánto de la pierna tiene que comerte para que me des el alma?

-Quita tus malditos bichos de mi.- Profirió otro alarido en señal de que la pantera le había mordido de nuevo y arrancado un pedazo de carne.

-El alma.

La mujer me escupió. Mire a la pantera, que volvió a morder y arrancar otro trozo de pierna, con lo que otro alarido retumbó en la estancia. Mientras, me limpiaba la saliva de la cara con el reverso de la mano.

-Dame el alma y podrás correr a coger Eva y hacer lo que quieras.

-Lo primero que haré será cargarme a estos seres infernales.- Murmuró, con patente dolor en la voz.

-Son perros infernales. Casi aciertas.- Asentí de nuevo y la pantera repitió de nuevo su tortura.

-En mi colgante.- Confesó en un grito.- En mi colgante, pero haz que pare.

Con una señal la pantera dejo de rasgar la pierna de la mujer. Miré y vi la cadena que pendía de su cuello. Tiré de ella y vi que contenía una pequeña esfera de cristal. Con un giro de muñeca le mostré la puerta.

-Todo tuyo.

Me aparté y caminé hacia la entrada, para salir. Antes de irme les indique a los perros infernales que volvieran a su sitio, dejando sitio para que la mujer obtuviera lo que quisiera. No me moleste ni en cerciorarme de que llegaba. Salí de la habitación y comencé a bajar las escaleras con gran apremio.

Al final de estas se encontraba Zack. Le agarré y continué bajando.

-¿Qué pasa? ¿Porque tanta prisa?

Atravesamos la prueba de la luz con más facilidad, ya que estaban pensadas para dejar salir pero no entrar.

-No tardará mucho en darse cuenta de que lo que hay ahí arriba no es más que un fraude y se enfadará.

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