domingo, 7 de julio de 2013

Luz (Eva 11)

"Siguiendo la luz se llega al final"

-Que frase más reveladora.- Comentó Lia.- ¿El anillo?

- En tu dedo.- Contesté, sonando más serio de lo que pretendía.

- Aquí el único que tiene derecho a estar enfadado es el crio humano, así que quita la cara larga.

Acto seguido empujo la puerta, adornada con un gran diamante en el sello, dando lugar a un pasillo con paredes de espejos.

-¿Dónde está la pega ahora?- Preguntó la mujer.

Sin vacilar, camine por el pasillo y no pasó nada en absoluto. A los pocos metros dimos a una intersección había otros tres caminos además de por dónde habíamos venido.

- ¿Por dónde, genio?

Observe todas las alternativas y me parecieron iguales, pasillos de espejos. Tenía que haber algo que los diferenciase, pero no lo veía.

Me encogí de hombros. Sabía que este laberinto tenía una lógica pero había que encontrarla. Zack se sentó en el suelo a la espera de tomar una decisión. Me fije que la sombra del chico huía de uno de los caminos.

- Siguiendo la luz se llega al final... Las sombras huyen de la luz...- Señalé la sombra de Zack. - Ese es el camino.

- ¿De dónde sacas esa absurda idea?- Preguntó la mujer.

- La inscripción en la puerta.

- ¿Esos garabatos?

-Esos garabatos son Enoquiano, el idioma de los ángeles. Tu idioma.

- Si... Si... El Enoquiano está sobrevalorado, además de pasado de moda.

-¿Los ángeles tienen un idioma propio?

-Si.- Asentí. - Es el que los ángeles enseñaron a los humanos. Luego los humanos trataron de construir una torre que les llevase al cielo y los ángeles se enfadaron y les hicieron olvidar el enoquiano.

- ¿La torre de Babel?- Observó el chico. Asentí de nuevo.

-Muy instructiva la lección de historia. Ahora el camino, por favor.

Volví a indicar el camino y ayude a Zack a levantarse. El chico se dejó ayudar, pero seguía enfadado.

- ¿Todos los relatos de la biblia son reales?

- No todos... Algunos y han sido modificados tantas veces que se desvían mucho de lo que originalmente paso.

- Otros directamente se los han inventado. Y no solo ocurre con la religión cristiana. Los romanos acertaron mucho aunque también tenían mucho cuento.- Convino la mujer unos pasos por delante.- ¿Y ahora?

Esta nueva intersección era igual que la anterior, tres nuevos pasillos de espejos. La resolución esta vez fue fácil seguimos rectos ya que nuestras sombras seguían a nuestras espaldas.

-¿Y qué ganas con ser dios? No me lo habéis dicho todavía.- Preguntó el chico que iba delante mía, pero detrás del ángel.- Me habéis dicho que tú le hiciste chantaje a él conmigo, y que al final de la Torre te harás dios, pero ¿Para qué?

Estaba claro que Zack no me estaba preguntando a mí, sino a la mujer, por lo que fue ella quien respondió mientras seguía caminando.

-Omnipotencia, onmisabiduria, omnisciencia... ¿Te suena de algo?

El chico se volvió hacia mí con cara de sorpresa.

-¿Y tú le vas a dejar?

Quería responderle la verdad, pero no podía o ella se daría cuenta de lo que pasaba y no estaba por la labor. Así que me limite a indicar el camino de nuevo en la intersección.

Al final de este nuevo corredor estaba la puerta que indicaba la salida. El chico corrió por el hasta la puerta y se apoyó en ella.

-Lo siento, pero no permitiré que ella se convierta en dios, ¿quién sabe lo que sería capaz de hacer?

-Ahí está la gracia, niño. Nadie.- Contestó el ángel, caminando decidida a apartarlo.- Así que apártate de mi camino.

-No. Haré su trabajo, ya que él no parece hacerlo. No dejaré que pases.

-¿Ah no? ¿Tú y cuantos más?

En un segundo me coloqué entre Zack y la mujer, parando el golpe que iba dirigido al chico.

-No dejaré que le hagas daño.- Susurré con los dientes apretados. Hice que la mujer retrocediese unos pasos, los justos para poder volverme al joven y mirarle. -No tienes que hacerlo. Está todo bien. Confía en mí una vez más, por favor.

-No puedo dejar que por mi culpa esa mujer se convierta en dios. No me lo perdonaría en la vida.

-No tienes que hacerlo. Todo saldrá bien.- Le mire a los ojos y procuré que los míos expresasen la misma sinceridad que mis palabras.

Zack, sin apartar su vista de mí se hizo a un lado, dejando la puerta libre. La mujer aprovecho la ocasión y se coló por ella, comenzando a subir los nuevos escalones. Yo salí de la estancia seguido del muchacho.

-Quédate aquí, ¿vale? No hace falta que sigas subiendo. Solo queda mi prueba y es mejor que te quedes aquí y te repongas para salir corriendo. Luego te lo explicaré todo.

El chico asintió lentamente de nuevo. Acaricie su mejilla con mi dedo pulgar y le sonreí. Antes de irme le di un beso en la frente.

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