lunes, 3 de agosto de 2015

Reflejo maldito - Instrucción


-¿El alma de un profesor también?

"No me vale un profesor cualquiera. Tiene que ser un alma sabia, alguien que le guste recoger nuevos conocimientos y transmitirlos."

Salí de la circunvalación y fui hasta el instituto. En el parking solo había dos coches, sospeché que serian el del personal de seguridad y el del profesor.

-¿Puedo preguntar para que necesitas las almas? ¿Y porque me haces matarlas a mi?

"Por poder, puedes preguntar, recibir una respuesta es distinto. Ya lo verás a su debido tiempo. ¿Y porque lo haces tu?, bueno, alguien tenía que hacerlo, y dado que yo no tengo un cuerpo en este mundo... Te ha tocado."

-Que suerte la mía.

"No te quejes, que has recibido mucho a cambio. ¿O crees que ese ático te lo has ganado tu solo? ¿O quizás ese sueldo que ganas es por tus propios méritos? Sin mi ayuda no hubieras obtenido nada de eso."

Tenía toda la razón, y me molestaba esa dura verdad.Caminé hasta la entrada más próxima al edificio. Las puertas, obviamente, estaban cerradas ya a estas horas.

"Prueba esto." En mi mano apareció una llave que podía encajar en la cerradura.

La introduje y para mi sorpresa, giró, abriendo la puerta.

-¿Como has sabido que era esa llave?- Pregunté sorprendido. Siempre acababa sorprendiéndome de lo que podía hacer.

"Es una llave maestra, abre todas las cerraduras."

La llave desapareció de mi mano tal y como había llegado.

Una vez dentro del edificio caminé lentamente y subí las escaleras hasta el primer piso, donde había visto la luz. El profesor se encontraba con la nariz metida entre montañas de papeles, y no se percató de mi presencia.

Otra vez, sin darme yo cuenta, ya estaba detrás del profesor recitando palabras que no conocía y cuando acabé, clave el cuchillo en la garganta del profesor.

Pude oír los desagradables sonidos del hombre ahogándose con su propia sangre. Al sacar el cuchillo, una salpicadura manchó todos los papeles de la mesa y algunos de los pupitres más cercanos.

Como la vez anterior con la enfermera, el hombre cayó inerte sobre la mesa, dejando una vaporosa estela pero esta vez azul.

Cuando el humo se condensó en la esfera, el cuchillo se transformó en otra botella. La rellené con el vapor que de nuevo se licuó en un líquido azul y espeso.

"Vayámonos, ya no hacemos nada aquí."

Caminé fuera del aula, y por donde entre, salí, sin ninguna urgencia, ni prisa, sabiendo que para cuando descubrieran eso, ya estaría lejos.

Me senté en la moto y contemplé el instituto.

"¿Ocurre algo?"

-Llevamos dos almas. ¿Cuantas te quedan?

"¿Ahora tienes prisa?"

-Quiero acabar cuanto antes y no tener que matar a nadie más.

"Solo queda un alma más y hacer el ritual."

-¿El ritual?- Pregunté confuso.

En el instituto se encendieron muchas luces, y un hombre se asomo por la ventana donde habíamos dejado al profesor muerto.

"No te muevas y no te verá" Me susurró el demonio.

Eso hice, casi ni respiré. El hombre se apartó de la ventana y esa era una buena ocasión para irse.

Arranque la moto y salí del aparcamiento.

-¿Ahora a donde?

"Solo me queda el alma de un guerrero."

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