domingo, 30 de junio de 2013

Viento (Eva 10)

"Incluso el grano más pequeño puede con la inmensa roca"

-Muy bien, ya estamos, suelta el anillo.-Le di el anillo que pedía.- ¿Este fue el que le quitaste al fantasma baboso?

- Christopher el fantasma. Exacto.

La mujer abrió la puerta y tras ella aguardaba un desierto, que si bien era sin sol, parecía medio día. Solo se podía ver arena, lo que simulaba ser el cielo y una puerta negra en el medio.

-¿Quién es Christopher el fantasma baboso?- Preguntó Zack asomándose a la puerta.

- Como indica su nombre, es un fantasma.-Respondió el ángel rápidamente. - ¿Sabes? No me fío de lo que hay aquí. Ve a ver.- Y la mujer empujo a Zack que cayó sobre la ardiente arena.

Sorprendido, corrí tras el chico y le ayude a levantarse. Le quite algo de arena de la cara y le pedí disculpas.

En ese momento aparecieron lo que podían considerarse aletas de tiburón sobre la arena y venían hacia nosotros.

-¡Corre!

El chico corrió hacia la puerta y le cubrí las espaldas cuando las aletas se acercaban. Me pare en seco y las enfrente. Una de ellas me rodeo y siguió al chico, lo cual no me gusto y en mi mano creció una enorme guadaña la cual use para asestar un fatal golpe a esa aleta que se retorció y ocultó de nuevo en la arena. Por el contrario la otra aleta pudo atacarme y me empujo el pie, tirándome al suelo. Acto seguido viró y volvió hacia mí y haciéndose más grande.

-Sigue corriendo. - Grité al chico, el cual obedeció.

La aleta que se cernía sobre mi salto de la arena, dejando ver un auténtico tiburón de arena, con el cuerpo plateado, ojos rojos a los lados y largos y afilados dientes en la boca que estaba abierta y dispuesta a llevarse algún pedazo de mí. Use la guadaña en mi mano para alterar el salto del tiburón y asestarle un golpe.

Me levante y vi que Zack había llegado a la puerta y estaba a salvo. En el otro lado se encontraba Lia, aguardando a ver qué pasaba.

- No voy a matarlos si es lo que estas esperando.

Comencé a caminar hacia Zack y los tiburones volvieron a aparecer. Esta vez podría controlarlos mejor. Así que según se acercaban los esquivaba. Uno de ellos se me acerco mucho durante uno de sus saltos y me araño con una aleta lateral. No sabía que esas aletas cortasen.

El corte dejo la arena manchada de sangre pero aun así continué. No tarde casi nada en llegar a la puerta, junto a Zack.

- Te han herido. - Exclamó el chico que se abalanzó sobre mi corte.

- No es nada, un rasguño. Sanará enseguida, no te preocupes.

En el otro lado estaba Lia decidiendo la estrategia que seguiría para cruzar. Al final decidió cruzar corriendo, como había hecho Zack. Los tiburones reaparecieron detrás de ella y le siguieron. Uno de ellos se abalanzó y como a mi le corto con una de las aletas laterales haciéndola caer. El otro tiburón aprovecho la ocasión.

En un rápido movimiento saque el arco y cargue una flecha oscura en él que dispare al tiburón que se iba a abalanzar. Le acerté justo en el ojo derecho. El cuerpo del tiburón aleteó un par de veces antes de ser engullido por la arena.

La mujer se levantó rauda y termino de salvar el tramo que le faltaba. El tiburón restante se ocultó en la arena.

- Podía yo sola.

- Seguro, pero prefiero no arriesgarme hasta que me des lo que me prometiste.

El ángel me ignoró y comenzó a subir escaleras.

- ¿Qué te prometió? -Preguntó Zack.

Me volví y le sonreí.

- ¿Estas bien? ¿No te has hecho daño?- Le pregunté evitando la pregunta.

- Estoy bien. No me esquives la pregunta ¿qué te prometió?

- Que te devolvería tu alma.

-Y un arco celestial.- Agregó la mujer.- Mi arco. Ahora, ¿Queréis dejar de ser tan empalagosos y seguir? Nos quedan dos pruebas más.

- ¿Qué hay de ti? - Preguntó el chico. -¿Que ganas con todo esto?

- Al final de la torre esta Eva, que convierte en dios a quien le posea. Ese es mi objetivo.

- Y tú te encargas de custodiarlo, ¿no?- Objetó el chico mirándome.

- Esto se pone interesante...- Murmuró la chica. Asentí.

- Yo y otros cinco.

- ¿Y estas traicionando a tus compañeros y a ti mismo por mí?

A eso no pude contestar, era mucho más complicado que eso. Me limite a mirar al suelo evitando contacto visual. El chico me abofeteó y yo no se lo impedí. Luego se limitó a subir escaleras.

-¿Problemas en el paraíso? - se regodeó la mujer y siguió a Zack.

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