domingo, 2 de junio de 2013

Entrada (Eva 6)

Tras de mí, entraron Lia y Zack. Hacía frío y el suelo era resbaladizo pese a ser de pura roca. Además la única luz era la que entraba por la puerta. En las paredes había soportes para antorchas pero no recuerdo que se hubieran usado alguna vez.

Pero lo más interesante de la estancia residía en el fondo de esta.

-¿Eso que se oye es un gruñido?- Preguntó el chico.

-A mí me suena más a un ronquido.- Respondió el ángel.

Camine hacia el interior, pude observar que en el techo de la cavidad colgaban finas estalactitas, amenazantes como cuchillos.

-¡Hey! ¡Grandullón! Tienes visita.- Brame a la oscuridad.

Se oyó el tintineo metálico de cadenas y un bostezo. Noté como algo se movía en la oscuridad y se acercaba. Una ráfaga de aire helado me atravesó. Sabía que tenía la nariz del guardián a pocos centímetros de mí.

-Deberías de limpiarte los dientes, Cer, te apesta el aliento.

-Y tú deberías de acordarte de traer comida más a menudo, Erik.- Contestó una voz hosca y grave.

-Si... Nos morimos de hambre.- Contestó otra voz igual de hosca y ronca.

-Mirad, sí que ha traído algo...- Observó una tercera voz, como las anteriores.

-¿Porqué tengo la sensación de que no me va a gustar el resultado de lo que ocurra? -Objetó Zack a mi espalda.

-Yo no soy comida, chucho sarnoso. Quítate de mi camino y déjame pasar.- Gritó Lia.

-¿Chucho? -Repitieron las tres voces a la vez.

-Nos ha llamado chucho, hermanos.-Dijo una de ellas.

Se volvió a mover algo en la oscuridad con su consiguiente tintineo de cadenas. Ahora se podía apreciar claramente de que se trataba, un enorme perro, que casi llegaba al techo del gran rellano, y poseedor de tres cabezas, lo que explicaba las tres voces diferentes pero parecidas. Además tenia parte del cuerpo congelado, o al menos, cubierto de hielo.

-Erik, ¿Qué nos has traído? ¿Un ángel?

Encogí los hombros como respuesta. Me alejé lentamente de la mujer, empujando a Zack conmigo.

-¿Algún problema, chucho? Apártate y déjanos pasar.

Podía oír como el enorme sabueso gruñía a Lia que no estaba siendo encantadora precisamente. En cualquier momento se le lanzaría encima y posiblemente el cerbero perdería.

El tricéfalo ladró con fuerza, y por su boca salieron témpanos de hielo. Con un acto reflejo, nos cubrí a Zack y a mí, con una capa de sombras que desviaron las armas arrojadizas.

El ángel se había puesto a atacar sin demora, era la primera vez que la veía mover un dedo y que no fuera para molestar. Asestó varios golpes tanto en el cuerpo como en cada una de las cabezas del guardián.

El último de esos fatales golpes, empujo a Cerbero hasta la pared, con lo que retumbo toda la estancia y las estalactitas del techo bambolearon amenazadoramente. El perro se quejó y trato de ponerse de pie de nuevo, pero no tuvo éxito y volvió a caerse contra la pared, haciendo que las estalactitas temblasen más.

Algunas empezaron a caer.

Agarre a Zack por la muñeca y tire de él hacia la puerta que era custodiada por el cánido. Tuve que esquivar muchos témpanos que se quedaban clavados en el suelo y otros muchos que se abalanzaban sobre nosotros. Abrí la puerta de un golpe y pasamos a unas escaleras sin peligro alguno. Lia nos siguió y cerró la puerta tras nosotros.

La estancia era oscura, pero se podía ver, era húmeda y hacía fresco.

-¿Qué era eso?- Preguntó el humano con los ojos abiertos como platos.

-Se llama Cerbero, es el guardián de la torre.

-Te conocía.- Asentí, no me parecía algo tan raro.- No me estoy enterando de nada.

-Es normal, todo ha ocurrido muy rápido. No debería de haber sido así.- Contesté con tono sereno y calmado, con intención de que no sonara tan malo de cómo era.

-Te lo explicaré rápido, fácil y para toda la familia.- El ángel bajo los pocos escalones que había subido.- Él es un demonio que trafica con almas humanas. Yo soy un ángel, que velo por la humanidad.- En estas últimas palabras la mujer hizo unas señas de comillas con los dedos.- Tú eres un simple humano. Le hice chantaje al demonio de aquí contigo para que me trajera hasta aquí y me ayudara a conseguir lo que hay al final de estas escaleras.

El silencio del chico se hizo patente y no quise hacer mas referencia a ello por el momento. La mujer comenzó a subir los escalones. Hice una seña a Zack para que le siguiese y empecé a subir escaleras tras ellos dos.

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