domingo, 2 de diciembre de 2012

12. Guardianes del sueño


Hoy Nina, tras el sueño de la vez pasada no esta muy contenta y luego tiene razones para ello... Menos mal que Walker, junto con Eric, le ayudan a superar el mal trago y se divierten un poco los tres juntos. ¿Quieres saber de que hablo? Pues enterate leyendolo a continuación.

Después de ese sueño, no pude quitarme de la cabeza lo que había visto. Me desperté pronto y muy molesta. Pese a ser un sueño, me persiguió todo el día, incluso evite a Mike, pero acabe acorralada en una clase por él y mis amigas, que se habían dado cuenta de que me ocurría algo.

-¿Qué te ocurre Nina?- Pregunto Johanna.- Hoy estas rara.

-No es nada. He dormido mal.- Refunfuñe vagamente.

-Quizás deberías volver y descansar…- Murmuro Mike con voz tierna y preocupada.

Eso me sentó como una patada en el estómago.

-No. Estoy bien. – Sentencie y me aleje de ellos.

Lo único que necesitaba era que mi novio y mi mejor amiga, con los cuales había soñado, me dijeran que me fuera. Solo tenía que pasar hasta la tarde, ir a casa de Mike y ver que solo está jugando a los videojuegos como suele hacer….

Trate de centrarme en los libros que tenía delante, en lo que los profesores decían, pero solo me venía a la cabeza a Johanna montando a Mike como si de un caballo se tratase mientras gemía… Luche por evitar la escena en mi cabeza, pero siempre, por cualquier cosa volvía…

Quería contárselo a alguien, pero no podía, Walker tenía razón, como siempre. Si iba a contárselo a Johanna o Mike, sabrían de mis intenciones, y entonces, en el supuesto de que sí fueran a ponerme los cuernos, ya no lo harían. Y si se lo contaba a Tara… Bueno ella solo me diría que era un sueño y que no tenía de que preocuparme.

Eso por no hablar de que sonaría completamente paranoica y celosa, además de loca. Odiaba que ese chico nuevo, que ha descuadrado todo mi mundo en apenas una semana, siempre tuviera la razón.

Me metí en la biblioteca a la hora de la comida y me mantuve escondida entre las estanterías. El rato de la comida se me hizo eterno, nunca pensé que hora y media pudiera ser tan larga. Trate de buscar algo que leer mientras esperaba, pero siempre me descubría mirando el reloj, que parecía que se había quedado sin pilas o algo así.

Tras la agonizante e infinita espera, el club de matemáticas empezaba en cinco minutos. Seguí sentada ahí, oculta de cualquier mirada. Todos los que pertenecían a algún club ya estaban de camino y los que se querían ir ya se habían ido.

Salí de la biblioteca pasados tres minutos exactos desde el comienzo de las clases. Camine por los pasillos del instituto que ya solo dejaban a un par de alumnos que llegaban tarde. Yo me encamine hacía la salida, sin ningún tipo de prisa, o eso trataba. Realmente quería salir corriendo y comprobar como Walker estaba equivocado.

Lentamente recorrí las calles hasta llegar frente a la casa de Mike. En la calzada del garaje estaba solo el coche de mi novio. Crucé la calle. Ya solo me separaba de la casa un pequeño jardín, podía notar mi corazón latiendo violentamente bajo mi pecho. Toque a la puerta suavemente. No hubo respuesta. Toque de nuevo, esta vez más fuerte y grite el nombre del chico.

Esta vez sí hubo respuesta, un apresurado y ahogado grito diciendo “Ya va”. También, desde fuera, pude oír como bajaba las escaleras. La puerta se abrió y Mike se apoyó en el marco. Tenía la respiración agitada, el pelo revuelto y la bragueta bajada.

-Nina.- Dijo recuperando un poco el aliento.- ¿Qué haces aquí?

-Me apetecía estar contigo y me salte el club de mates.

Salvé el escalón de entrada y me peque a él. Le empuje dentro de la casa antes de acercarme a él y besarle suavemente.

-Nina… Iba a ducharme…

-No hay problema…- Murmure con voz juguetona.- Nos duchamos juntos…

Le agarre por el pantalón y tire de él escaleras arriba. Él se soltó y rezongo.

-No es propio de ti faltar a clase… ¿Estas bien?

Le conteste con una sonrisa. Luego le inste a que me siguiera. Realmente no pasaba nada, estaba preparándose para irse a la ducha. ¿Qué había de malo en ir con él? Vale, era una forma de quitarme el remordimiento de haber dudado de él. Subí las escaleras, seguida muy de cerca por él. Entre en su habitación y me quede helada ahí mismo.

-Hola Nina.

¿Qué hacia ella ahí? ¿Mike no iba a ducharse? Me volví y vi a Mike, con expresión consternada.

-¿Qué ocurre aquí? – Pregunté, quería oír lo que tenían que decir… Ya sabía la respuesta.

-Estamos estudiando historia.- Contesto la chica con una sonrisa.

-¿Os creéis que soy tonta? – Conteste a mi amiga. –Él me dijo que se iba a duchar…

Sin decir nada más, toda mi mente borboteaba ira. Pisando fuerte, salí de la casa, oí a Mike gritar mi nombre detrás de mí y sus pasos. Creo que me agarro, pero debí desprenderme de él con una sacudida, aunque no estaba segura, tenía que contenerme para no explotar ahí o para no echarme a llorar.

Cuando estaba lejos y Mike hubo dejado de seguirme, me pare, respire hondo y trate de tranquilizarme. Lo primero de todo era poner la mente en orden. Mi novio me había puesto los cuernos con mi mejor amiga, y mejor no saber cuántas veces… Y lo peor de todo era que un chico nuevo, en menos de una semana, lo había visto mientras que yo, en todos estos años, no.

Quería ir a casa, tumbarme en la cama, escuchar esas canciones que hablan de desamor y comer helado. Pero no podía ir a casa, todavía se supone que debía de estar en clase.

Sin darme cuenta estaba andando por la calle sin rumbo alguno. Una pick-up negra paro a mi lado. El conductor se bajó, y para mi sorpresa era Walker.

-¿Qué quieres ahora? No es el momento… - Proteste.

Pero el me ignoro, se acercó a mí y me abrazo. Solo me apretó contra él. Se sentía tan calentito y agradable. Le devolví el abrazo y me apoye en su hombro. No pude contener las lágrimas. Cuando me recompuse, él lo noto y nos separamos.

-Vamos a ir a Boston, ¿Quieres venir? Daremos un paseo y comeremos helado.

-¿A Boston? ¿Quién va contigo?

-¿Qué más da? Necesitas salir un rato de aquí y un poco de compañía, ¿no?

Tenía razón, solo necesitaba salir un rato de este lugar, despejarme. Olvidar también está dentro de los planes. Walker me abrió la puerta trasera tras el copiloto y subí. Una vez dentro, vi a Eric montado en el asiento delantero. En cierta manera me sorprendió, pero por otro lado no me resulto extraño. Walker monto en el coche y condujo.

-Yo no… No quería molestar…- Musite.

-No molestas.- Contesto Eric con su sonrisa triste que siempre tenía.- ¿Qué ha ocurrido?

Conté lo que había pasado, pero no lo que Walker y yo habíamos hablado durante el sueño. Dije que fui poniendo la excusa de que me apetecía estar con él en lugar del verdadero motivo. El resto lo conté tal cual.

-¿Entonces podemos insultar a Mike? – Pregunto Walker cuando acabe y mirándome por el espejo retrovisor.

-Sí.- Asentí.- Ese idiota se lo merece.

Antes de darnos cuenta ya estábamos en Boston. Walker encontró un sitio para aparcar con relativa facilidad, cerca de un parque. Menos aún nos costó encontrar una heladería. Walker pidió tres helados de chocolate.

Tras sentarnos en una mesita, abrigados del fresco viento, Walker, que había sido quien llevaba la “voz cantante” se quedó callado, mirando a la inopia.

-¿Walker?- Pregunto Eric, que también se había dado cuenta.

-¿Qué?- Contestó sobresaltado.

-¿Ocurre algo? – Pregunte tímida.

-No, nada… Solo recordé la última vez que comí helado de chocolate…

-Yo, ayer por la tarde.- Contestó Eric. Yo pensé cuando había sido, quizás a finales de verano… Hace un par de meses.

-El día antes a mi cumpleaños.- Murmuro Walker.- Con Nick, en mi casa…

-¿Quién es Nick? – Pregunté con cierta curiosidad.

El chico rubio clavo los ojos en su helado de chocolate, todavía intacto. Su rostro se ensombreció de tal manera que supe inmediatamente que no había que preguntar quién es, sino quien era. Eric puso su mano sobre su muñeca para darle ánimos.

-No debí preguntar, lo siento mucho, Walker.

El chico volvió en sí, y me miro con una sonrisa renovada, y un poco forzada.

-No pasa nada. – Contestó y tomo un poco de su helado.- De normal suelo tomar helado de otros sabores.

Acabamos los helados y nos fuimos a dar un paseo. Al final me quede sin saber quién era Nick. Me sorprendió la facilidad Walker es capaz de cambiar de tema o no contestar lo que se le pregunta, aunque también no quise insistir puesto que pude ver que no le hacía mucha gracia.

Descubrí que Eric no era un tío tan raro, de hecho, era divertido y agradable, dentro de su timidez. Walker, por el contrario, estaba siempre sonriente y tenía una respuesta para todo.

Parecía que Walker quería ir a algún parque a pasear pero encontramos uno, pero estaba cerrado. Estaba rodeado con una cinta policial amarilla de esas de las películas. Walker, con una curiosidad implacable, se acercó a un quiosquero que vendía las últimas noticias del periódico. Estuvo conversando con él un rato y luego volvió.

-Al parecer unos vagabundos que dormían en el parque hace un par de noches murieron ahí.- Nos informó.

-Que mal… Vayamos a otro lado.- Comente y empecé a andar sin saber a dónde ir, no conocía la ciudad.

Walker se quedó un poco rezagado, pero luego nos siguió y caminamos por las calles, llenas de tiendas y escaparates con maravillosos vestidos y zapatos. Y el chico rubio no tuvo una mejor idea que entrar en una gran tienda y convencernos de realizar unos pases de moda. Cogimos varias ropas y nos metimos en los probadores. Nos turnamos para ponernos la ropa.

Me dejaron el honor, y la vergüenza, de ser la primera y me puse un vestido largo de noche. Luego Eric se puso un traje si camisa, dejando al descubierto parte de su torso. Por último, Walker opto por un look más motorista con pantalones y chaqueta de cuero.

Estuvimos así un rato, divirtiéndonos y haciendo comentarios de los modelos de los otros. Cuando nos cansamos y nos dolía todo de reír, nos fuimos y decidimos que era hora de volver a casa.

Walker volvió a conducir. Dejo a Eric en su casa y luego aparco en su casa. Nos bajamos del todoterreno.

-Me lo pase muy bien… Me ha servido para olvidar un poco a Mike.

-Lo siento mucho, Nina, de veras.

-No tienes la culpa. Te diste cuenta y yo no quise creerte. De todos modos, tengo que darte las gracias por abrirme los ojos.- Murmure lentamente algo arrepentida por haberme enfadado con él.

-No, los abriste tú, cuando quisiste, podías haberme ignorado. Ve a descasar, esta noche tenemos algo de trabajo.

-Suena peligroso. – Contesté.

Él solo se limitó a guiñarme un ojo y se metió en su casa, pude oír a su perro ladrando. Yo entre en casa, salude a mi madre y mi padre y cenamos todos juntos, como siempre.

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