miércoles, 31 de octubre de 2012

Especial Halloween (Parte 1)


Dadas las fechas, me pareció una buena ocasión para realizar un especial de Halloween y dado que me quedo un poco largo lo dividí en dos partes, para que tengáis un poco mas de intriga. Es un apéndice en la historia original y no tendrá repercusiones en ella, es como si no hubiera pasado.

-Venga Walker… Tiene que venir.- Suplicaba Nina en la puerta.- Todo el mundo va a ir a pasárselo de miedo. No puedes faltar.

-Te he dicho que no, Nina. Me parece ridículo disfrazarme y dar “miedo”.- Contesto Walker. – Además, tengo cosas que hacer.

-Jo, Walker… Es tu primer Halloween en RiverTown, al menos ven a la casa de los sustos.

Walker miro de nuevo a Nina, está llevaba una capa larga con el cuello alzado, un frac y la cara blanca. Tras eso recordó porque tenía que quedarse en casa. Todo el instituto estaría lleno de gente disfrazada de Drácula, momia, zombi u hombre lobo. Pero él tenía algo más que hacer esa noche en lugar de ir de fiesta y pedir caramelos por las casas.

Luke no estaba en casa. En una ocasión normal me empujaría a ir a las fiestas y pasárselo bien, pero no en Halloween, donde las pesadillas invaden el mundo. Y no solo el mundo real.

-Tengo trabajo.- Contestó.

-Los deberes los puedes hacer mañana. Halloween solo hay uno al año.

-No esa clase de trabajo.

-Que aburrido eres cuando quieres…- Se rindió finalmente la chica Drácula.-Si quieres divertirte estaremos en el gimnasio del instituto, en la fiesta.

-Estaré atento. Seguro que acabo enterándome de la fiesta.- Contesto el chico y cerró la puerta, dando por zanjada la conversación.

-Qué hombre…- Murmuro mientras volvía a su casa. Tenía que esperar a Tara.

Esta chica no tardó en llegar. Apareció con un espectacular vestido negro, ceñido, con un escote de infarto que le realzaba el busto y los pechos. Tenía la cara blanca como la leche y los ojos pintados de un negro profundo. Me recordó a un extraño fantasma de un sueño de pequeña… Una pesadilla.

Como si de un trueno se tratase, en su cabeza se encendió una bombilla que le dijo que es lo que Walker iba a hacer esa noche. Dormir. Trato de buscar una explicación al porque justamente hoy tenía que irse pronto a la cama. Sabía que tenía que ver con pesadillas, pero no se explicaba porque justamente hoy.

Nina decidió enviarle un mensaje a Walker preguntando precisamente por eso, ¿Por qué tenía que ser esa noche? Y ¿Por qué no puede esperar a mañana?

Junto a Tara, fueron al instituto. El gimnasio estaba abierto y de él salía una suave niebla y música atronadora. Ambas amigas se internaron en el lúgubre lugar. La cancha de baloncesto había sido sustituida por una pista de baile, donde prácticamente todo el instituto bailaba. En un lado estaba la tarima con el DJ y en los lados había mesas con ponche de frutas y patatas.

Rápidamente se fundieron entre el gentío y se unieron a la frenético movimiento de la pista. Hasta que algo agarro a Nina por atrás y la inmovilizo, coloco sus labios en su cuello y mordió.

El intento de zombi solo pudo reír tras ese mal ataque por su parte. La chica no sabía si reír o llorar, a ella también le parecía patético el intento de su novio Mike de asustarla.

-Tú y tu equipo de futbol zombi tenéis que hacerlo mejor si queréis asustar a alguien.

Sí, todo el equipo de futbol, incluidas animadoras, se habían puesto de acuerdo y se habían disfrazado de zombis. Todos con ropas rasgadas, kétchup por el cuerpo y demás parapetos para aparentar ser unos muertos vivientes.

El móvil de Nina vibro en sus pantalones haciendo que la draculina y el zombi se separasen. La chica miro el mensaje, no esperaba que Walker le contestase, pero ahí estaba el mensaje que decía “Halloween es la noche con más pesadillas”.

Entendía el mensaje, pero no entendía el porqué. No le dio importancia, guardo el móvil y siguió bailando. Realmente estaba intrigada, pero mañana se lo preguntaría, ahora se lo pasaría bien.

Tras llevar un rato bailando, que le pareció una eternidad, Tara le asalto para ir al baño. Una vez ahí dentro, Tara no pudo aguantarlo más.

-Robert Smith ha estado acosándome… No sé de que iba disfrazado, pero se ha refrotado contra mí en cada canción que ha sonado.

-Eso habrá sido un problema para ti…- Contesto Nina tratando de ocultar un bostezo.

-No, que va… Me ha encantado, y me he dejado y todo… Pero no quiero que piense que son una facilona…- Tara también trato de ocultar otro bostezo.- No hagas eso, que me lo contagias.

-No es a propósito…

Ahora Nina se notaba cansada y con sueño, pero era muy pronto todavía, la noche era joven. Tras retocarse un poco y ordenarse un poco el pelo, volvieron a la pista de baile.

La gente se volvía más torpe con el paso de los minutos y todos poco a poco se iban retirando a los lados para dejar de estorbar en la pista. Y los que se iban retirando se quedaban apoyados en las paredes y se iban quedando dormidos poco a poco.

Walker mientras tanto se quedó dormido en un momento. Tenía claro que es lo que tenía que hacer, lo que no sabía era a donde ir. Así que simplemente salió de casa y caminó. Pensó que el lugar más probable para esa noche fuera el instituto.

El instituto en este mundo también estaba decorado para el acontecimiento. Nunca se había fijado en cómo el mundo onírico cambiaba de igual modo que el real, aunque era obvio, ya que los sueños están formados por lo que recordamos y se basa en el mundo real que conocemos.

Walker se atrevió a entrar y ahí dentro las luces se movían al son de una música que no terminaba de sonar. Vacilo al encontrar a una persona únicamente, parada justo en el centro de lo que tendría que ser la pista de baile. La persona se volvió hacia él y para su sorpresa, era Eric.

-¿No crees que falta algo aquí? – Preguntó el chico.

-¿A parte de la música y la gente?

-Música… -Repitió.- Claro…

Walker se concentró un poco y empezó a sonar la primera canción que le vino a la cabeza. Eric también lo escucho y se alegró.

-Ahora está mucho mejor.

La música que Walker había elegido no era precisamente bailable, pero Eric empezó a moverse tratando de llevar el ritmo de la música.

-¿Puedo unirme? – Pregunto el chico rubio con cierta duda. Se le veía muy entretenido él solo.

Pero no se lo negó y le invito a entrar la cancha de baloncesto. Walker se sentía, a falta de una palabra mejor, estúpido, pero dado que era un sueño y nadie se acordaría de ello, salvo él, se dejó llevar.

Sin saber bien como fue, tenía el cuerpo de Eric pegado al sueño y ambos bailaban al son de música que sonaba de fondo, casi inaudible. Pudo separarse e irse, tenía trabajo, pero no quería irse.

Su mano, la de Walker, se colocó sobre el correspondiente hombro de Eric. Y lo siguiente que se encontró fue a Eric enganchado a su cintura y la música que sonaba era una tenue balada. Se rindió y termino por enlazar las manos tras la cabeza de su acompañante. Walker se sentía bien, nunca había bailado de ese modo, su único novio le llevaba dos años y nunca le había llevado a un baile.

Eric miro a los profundos e intensos ojos azules de su pareja de baile. Algo dentro de él se encendió y enterró todo el miedo y las dudas que habitaban en su mente. Se puso de puntillas para salvar la escasa distancia entre ellos, hasta que tapo la deslumbrante sonrisa de Walker con sus labios.

Un suave y delicado contacto, que no tardo en convertirse en un intenso beso. Walker tiro de él, deleitándose con ese beso, que no había esperado pero que no iba a rechazar. Eric disfruto de su primer beso, dejo que Walker jugase con sus labios, los acariciase y sus lenguas se entrelazasen.

Walker oyó las puertas abrirse y cerrarse, pasos y murmullos en sus alrededores. No le importo y continuó a lo suyo. Sus manos se mezclaron en el pelo de Eric. Los murmullos se hicieron más altos y la música también se había alzado y cambiado.

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