domingo, 23 de septiembre de 2012

2. Guardianes del sueño


La habitación estaba oscura y tenía ese toque azul que tiene ese mundo. Walker se levanto y miro por la ventana, el bosque no era más que un manchón oscuro y verdoso. En la habitación sonaba “move” de Thousand Foot Krut, era la canción que escuchaba cuando se quedo dormido.

Salió de la habitación y bajo al piso inferior de la casa, también desierto. Eso significaba que su tío seguía despierto. Salió de la casa y caminó atravesando el jardín delantero. Desde la acera observo a su alrededor. Todo estaba ahí, las casas de los vecinos, las vallas que separaban los jardines… Pero tenían un aspecto apagado y grotesco, todas las líneas rectas se habían esfumado, originando que los edificios pareciesen torcidos, curvados y voluptuosos. Walker siempre había pensado que así sería como verían el mundo los borrachos, de manera exagerada, claro.

Para Walker todo estaba como debía estar, triste y solitario. El mundo de los sueños, pese a ser común para todos los que duermen, siempre parecía un páramo y si querías encontrar a alguien había que esforzarte mucho.

Empezó a caminar calle arriba, hacia el instituto. Pero antes algo llamo su atención. Una ventana. En la casa de enfrente, estaba una chica rubia, que miraba con una expresión triste y aburrida que se había tornado de sorpresa al ser descubierta. La chica no se veía afectada por la oscuridad reinante del mundo onírico, su color no se veía apagado ni triste como el mundo circundante. Walker trato de mantener en su cabeza a la chica, seguramente era por ella por lo que estaban aquí.

La chica, al percatarse de que había sido vista se oculto tras la pared. Walker prefirió seguir andando por la calle, no quería parecer un loco incluso en el primer sueño. Subió hasta el instituto. Como todo el mundo ahí, había perdido los contornos rectos y se curvaba de extrañas maneras, pero conservando la forma. En el parking seguía aparcado el mismo coche que le había llamado la atención. Esta vez se acercó al edificio y miro dentro, por los cristales de las puertas. Solo vio el frio pasillo azulado. Desistió de ver algo más allá, y justo cuando iba a darse por vencido, una sombra paso por el fondo del pasillo.

Walker sabía que era y lo que hacía, pero tenia que averiguar a quien iba a acechar esa sombra. Solo así sabría a quien ayudar y como.

Abrió la puerta del instituto y corrió por el pasillo. No le extraño que la puerta estuviera abierta, de hecho, hubiera sido mucho mas extraño que estuviera cerrada. Llego al fondo del pasillo y continúo avanzando por donde la sombra había ido. Se detuvo cuando vio a dos chicos.

Uno agarraba al otro contra las taquillas y alzaba el puño amenazante. El que amenazaba era una mole de músculos, posiblemente un quarterback o defensa del equipo local. El otro era más menudo y estaba totalmente aterrorizado. La sombra estaba alrededor de ellos, alimentándose de su terror.

Walker se acercó a ellos lentamente, no tenia intención de interferir, solo quería que la sombra lo viera y se asustara. Finalmente logro fijar la atención de ese espíritu, pero también la de los chicos. El asustadizo trago saliva y el grandullón le miro con ira.

-Lárgate. – Gruño con ira. – Esto no va contigo.

-Esfúmate.- Le dije al fantasma, ignorando al gorila.

El fantasma alternaba la vista entre los tres chicos. El hombretón soltó al otro, que se quedo agarrotado contra la pared metálica. La ira del grandullón se reflejaba claramente en sus ojos y estaba claro en sus pasos, que se dirigían hacia Walker mientras se remangaba para asestarle un buen puñetazo. Cuando Walker estuvo a tiro, el tipo se abalanzo sobre él con toda su ira y sus cien kilos de músculo, pero Walker solo tuvo que esquivarlo para que fallara y perdiera el equilibrio.

Walker llego a la altura del chico asustado, le dio una palmada en el hombro y le dijo que se fuera a casa. El chico lanzo una mirada al matón y salió corriendo como alma que lleva el diablo. El fantasma hizo ademán de seguirlo, pero Walker se puso en su camino, el humillo flotante bufó, con un gruñido desgarrador.

El musculitos cargo contra Walker, como si de un toro o un rinoceronte se tratara. El chico cogió al fantasma de lo que vendría a ser su cuello. La textura era gelatinosa, pese a que de vista fuera como humo semitransparente. Con el fantasmilla en la mano, se lo lanzo al toro que se abalanzaba, que le golpeo plenamente en la cabeza, tirándole al suelo, dejándolo noqueado.

Walker camino hasta los dos cuerpos tirados en el suelo. El gigante no le interesaba, solo el fantasma. Le miro y vio como su humo fluctuaba, indicando se iba a desaparecer de un momento a otro. Se quedo ahí esperando hasta que finalmente desapareció. Luego se fue por donde había venido, dejando al otro tipo en el suelo.

Cuando salió del instituto en el ambiente sonaba “Monster” de “Skillet”. Era la melodía que tenía de despertador e indicaba que tenía que despertar. Hoy se le había pasado la noche volando.

-Luke se va a poner hecho una fiera cuando se entere de lo que ha pasado aquí.- Murmuro el chico a la nada.

Con un leve esfuerzo de concentración, el mundo azulado y grotesco desapareció, sustituido por su nueva habitación, con Spike a sus pies, mirándole con sus ojos marrones y la lengua jadeante.

-Sera mejor que te muevas ya.- Oyó la voz de su tío a lo lejos.- Tengo muy buenas noticias.

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